quinta-feira, 26 de fevereiro de 2009

ESCENA DE UNA PELÍCULA

COMENTARIO SOBRE UNA ESCENA DE LA PELÍCULA LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS


Esta escena se refiere al final de la película “La Lengua de las Mariposas” que es dirigida por José Luís Corda, basada en el cuento de Manuel Rivas “La lengua de las Mariposas” relata una historia de un niño (Moncho – Manuel Lozano) de ocho años aproximadamente, tiene que irse a la escuela, pero, además de todas las inquietudes que envuelven un estudiante cuando se va por primera vez a la escuela, estaba también con miedo del profesor porque todos decían ser costumbre de los maestros de esta época pegar a los alumnos. Después de irse a la escuela y conocer al maestro Don Gregorio (Fernando Fernán Gómez), un profesional honesto, íntegro, realmente una referencia educacional, él cambia totalmente su visión y se vuelve amigo de su educador escolar, pues, este no le pegaba a los niños a pesar de algunos padres endinerados pagaren para que esa actitud fuese mantenida en las escuelas. Esta relación irá causar muchas transformaciones en la vida del chico, nuevos horizontes se estaban abriendo, estaba conociendo más sobre la naturaleza, pero, España estaba con mucha instabilidad política y después de la llegada de la guerra civil española irán surgir muchos dilemas en su mente y una grande frustración para el maestro.
El maestro era republicano y difundía sus ideales por donde pasaba, incluso en la escuela, o por lo menos para el chico Moncho. La familia del niño era dividida, la madre era nacionalista y el padre republicano.
Un día todos fueron a mirar los presos políticos y en el medio de estos estaba Don Gregorio, el maestro de Moncho, el chico se quedó muy pensativo sin saber porque su educador estaba allí, un hombre tan bueno y honesto y en medio de estos pensamientos su mamá le mandaba gritar contra los republicanos presos, incluso el maestro. Y en este escenario encontramos un niño en una situación muy difícil. De un lado su madre, del otro su profesor. Nacionalista y republicano. La mentira y la vida o la verdad y la persecución, la prisión, o hasta mismo la muerte. Todo lo que él había aprendido de bueno, honesto, verdadero, amigable, tenía que ser adecuado a la situación, a la ocasión, al sistema político, económico, social del momento.El niño medio sin saber que hacer, si obedecía a su mamá o continuaba guardando consideración por su profesor, se adecua al sistema por inocencia, miedo, influjo, algo así o todas las cosas juntas, empieza a correr con otros niños detrás de los camiones con los puños cerrados a gritar con rabia: ¡Sapo!, ¡Tilonorrinco!,¡Iris! Y a tirar piedras en los presos políticos.

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